Publicado_03 diciembre 2013

Gemma,

Sobre todo agradecerte la profesionalidad y la delicadeza mostrada en cada uno de los pasos que se han tenido que seguir en el tratamiento. Te resumo mi experiencia personal con respecto a la ortodoncia lingual. El primer paso fue estar convencida de querer mejorar, por la salud y de paso, la sonrisa también es más bonita. Es muy importante estar realmente segura de que quieres comenzar este trabajo, ya que durante un periodo de tiempo, vas a tener que ponerte en sus manos.

En mis caso, fue poco a poco, primero el maxilar inferior (1ºmes) y luego el superior, esto es de agradecer, al tener que estar en cada sesión, bastante tiempo con la boca abierta y en posición un poco incomoda, y sobre todo, en el día a día ir acostumbrándote a la nueva situación, es mucho mejor así. Nada de dolor, solo la molestia de la posición (tumbada boca arriba con la cabeza casi en el suelo) para facilitar el trabajo. Posición también complicada para la doctora. Los primero días sientes que el interior de la boca es más pequeño y la lengua debe adaptarse a este espacio más reducido y te cuesta pronunciar algunas palabras, de forma que también tienes que acostúmbrate a hablar vocalizando de otra forma más suave. Durante este periodo yo tuve que utilizar las bandas de cera para poner en algunos brackets que pudieron molestar durante la adaptación, y solucionado. Parece increíble pero te vas acostumbrando y se lleva bastante bien.

Después de cada sesión (dependiendo de lo que se haya debido trabajar) he tenido que volver a utilizar la cera en algún que otro bracket, pero bien, sin problemas. En el día a día, desde el principio fui de cena y comida (fuera) bien, simplemente hay que ser consciente de tu capacidad para masticar y morder. Pero no tienes la molestia de que se te quede nada durante la comida, ya que al estar por dentro no se ve y si alguna vez molesta algo tranquilamente al baño y listo. Durante todo el tratamiento he tenido la suerte de contar con los mejores profesionales y auxiliares, tanto en lo profesional como en lo personal, mostrando paciencia, delicadeza, y detalle durante todo su trabajo, que es como una obra de ingeniería. Ya me queda una semana para quitarme el aparato que me ha acompañado durante 2 años y 5 meses. Sinceramente no lo voy a echar de menos. Ahora comienza el periodo de mantenimiento de todo lo logrado en este tiempo.

Me alegra haber conseguido llegar a mi objetivo con éxito, es también una satisfacción personal.

¡Muchas Gracias! Un abrazo, Maite.

Jueves, 28 de Noviembre de 2013.